El cepillo eléctrico es una de las innovaciones más recientes que han aparecido en el panorama de la higiene dental en las últimas décadas. En realidad, su invención se produjo en 1954 por el Dr. Philippe-Guy Woog, pero su uso doméstico no empezó hasta los años 80.
El aspecto actual del cepillo eléctrico llega en los 90 en los que se incorpora el movimiento rotatorio tan característico. La última innovación llegó con los dispositivos sónicos que consiguen un movimiento muchos más rápido, aunque parecen que no añaden mucha más efectividad.
El cepillo eléctrico se presenta como un elemento muy eficaz para conseguir una higiene bucodental adecuada. Gracias a la forma redondeada de su cabezal se consigue una limpieza más afectiva ya que se adapta mejor a la forma del diente. También se puede llegar con más facilidad a las zonas más inaccesibles.
Los movimientos continuos del cepillo eléctrico permiten acabar eficazmente con la placa bacteriana. En combinación con el dentífrico, el hilo dental y el colutorio se consigue mantener una limpieza de la dentadura más que correcta. Puedes elegir entre cabezales con cerdas duras, medias o suaves según las necesidades de tu dentadura y encías.
Además, el esmalte queda más protegido ya que estos cepillos eléctricos cuentan con un mecanismo basculante. Así se evita la abrasión de esta zona del diente que se puede producir cuando el cepillado es más agresivo.
El cepillo eléctrico tiene una especial eficacia para personas que tengan una destreza manual limitada. Además, algunos modelos incorporan complementos muy útiles como alarmas que te indican que ya se ha acabado el tiempo de cepillado o limpiadores linguales para tener una higiene más completa.
Por todos estos motivos cada vez más personas optan por el cepillo eléctrico para cuidar de la salud de sus dientes.
Cuando no se recomienda el uso del cepillo eléctrico
A pesar de todas estas ventajas, existen ciertas situaciones en las que no se aconseja el uso de cepillo eléctrico. En el caso de que estés usando brackets, seguramente tu dentista te recomiende usar el cepillo manual para evitar que los alambres se descoloquen o se suelten.
También se recomienda evitar el uso de los cepillos eléctricos después de una intervención de cirugía odontológica. En estos casos es posible que existan suturas o zonas especialmente afectadas que pueden empeorar con el uso del cepillo eléctrico.
Otros aspectos para tener en cuenta
El tiempo para renovar el cabezal del cepillo eléctrico es de unos tres meses aproximadamente igual que el cepillo manual. Es importante observar el estado de las celdas para decidir cuando es necesario el reemplazo.
El precio este tipo de cepillo es bastante más elevado que su alternativa manual. Además, se pueden producir roturas debidas a caídas y golpes. Es necesario también limpiar el mango y evitar que el agua llegue hasta la batería o la zona donde se encuentran las pilas.
Uno de los principales inconvenientes del cepillo eléctrico es que son bastante más aparatosos. Ocupan más espacio en la bolsa de aseo cuando se va a hacer un viaje. En el caso de que funcionen con baterías necesiten de un enchufe cerca para poder conseguir la recarga que le permita funcionar. Puedes correr el peligro de que en determinadas ocasiones no puedas usarlo si estás fuera de casa.
Si aún tienes dudas sobre los beneficios del cepillo eléctrico puedes consultar con tu dentista o higienista. Ellos te darán la información que necesitas y te propondrán las alternativas que mejor encajen con el estado de tus dientes y encías. ¡Recuerda que la correcta higiene bucodental es una de las principales armas para cuidar de tu dentadura!