Seguramente ya sabrás que en la dentadura de un adulto se pueden distinguir hasta cuatro tipos de dientes. Los incisivos, que se localizan en la parte delantera, ayudan a cortar el alimento y realizan una importante función a la hora de dar bocados. Los caninos, con una forma más puntiaguda, ayudan a desgarrar la comida. Los premolares y molares se encargan de triturar el alimento para su posterior digestión.
Cada pieza dental cumple una importante misión y todas son necesarias para que la dentadura pueda funcionar correctamente. Pero, también, es bastante normal que se pierda algún diente (o incluso varios) por motivos relacionados con la salud bucodental o por accidentes como caídas y golpes.
Cuando se pierde un diente es muy conveniente sustituirlo lo antes posible ya que se pueden dar bastantes complicaciones. Las piezas dentales tienden a desplazarse para ocupar el hueco dejado causando problemas de alineación que afectan a la mordida. Los implantes dentales ofrecen una solución perfecta para recuperar la funcionalidad de la dentadura.
Para la elaboración de un implante dental se aplican técnicas muy innovadoras
Un implante dental es una prótesis fija que se coloca en sustitución de uno o varios dientes. Se diseñan a medida de cada paciente a partir de estudios que usan las últimas tecnologías como escáneres 3D y software específico para diseñar modelos con gran precisión.
Los implantes dentales están compuestos por tres partes. El cuerpo es el elemento que se inserta en el hueso mandibular y que se encarga de ofrecer la sujeción necesaria actuando como la raíz del diente. Está fabricado con metales biocompatibles como el titanio o el zirconio.
La corona es la parte visible que simula totalmente el diente que se va a sustituir. Su aspecto encaja totalmente con el resto de la dentadura y además realiza las funciones necesarias para que esta funcione correctamente. Los materiales más usados son las porcelanas y los cerámicos que ofrecen mucha durabilidad y resistencia.
El tercer elemento es lo que se conoce como pilar o aditamento que sirve para unir la corona con el cuerpo.
Tras una cirugía sencilla se puede conseguir un implante dental para siempre
La colocación de un implante dental requiere de una intervención quirúrgica bastante sencilla. Usando anestesia local se coloca primero el cuerpo en la posición ya establecida durante el estudio previo. Tras este paso será necesario esperar un tiempo (que suele durar en torno a los tres meses) para que se produzca la osteointegración. El objetivo es conseguir que el implante se integre totalmente con los tejidos óseos de la mandíbula y así garantizar una total sujeción.
Durante este tiempo se puede colocar una corona provisional que suele estar fabricada con resina. Transcurrido el plazo ya se puede colocar la corona definitiva que quedará totalmente fijada.
Tras la colocación de un implante dental no se requieren de muchos cuidados. En las primeras 48 horas se deben evitar grandes esfuerzos. También es conveniente no fumar ni beber bebidas alcohólicas. Durante el primer día se debe mantener siempre la cabeza más alta que el cuerpo, incluso, cuando se va a dormir. Es muy importante seguir los consejos de tu dentista en cuanto a la higiene dental.
El mantenimiento de un implante dental consiste en mantener los mismos cuidados de higiene que cualquier diente normal. La duración de este tipo de prótesis puede ser de toda una vida. Algunos estudios demuestran cómo el 80% de las prótesis dentales presentan toda su funcionalidad después de 20 años.
Las prótesis dentales constituyen la solución más fiable para que tu dentadura vuelva a ofrecer toda su funcionalidad. ¡Consulta siempre con un especialista las opciones que mejor encajen contigo!