Ir al dentista no es la experiencia más agradable con la que soñamos. Es normal temer a cualquier intervención, aunque sea una sencilla extracción, y una buena manera de superar ese miedo es conocer a qué clase de molestias tendremos que hacer frente.
Teniendo siempre en cuenta que la recuperación será más rápida y llevadera de lo que esperamos gracias a los adelantos médicos y el buen hacer de los especialistas, tras una extracción dental debemos seguir las recomendaciones de manera exhaustiva.
Hemorragias
Cuando nos quitan un diente es normal que sangremos. Las hemorragias en la boca son muy alarmantes y esto suele deberse a que cuando la sangre se mezcla con la saliva parece que perdemos más cantidad.
Para detener el sangrado tras la extracción dental suele bastar con hacer presión en la zona. Generalmente el dentista nos da un trozo de gasa que morderlo y así taponamos la herida. Si la hemorragia persiste debemos avisar al médico, quizá necesitemos algún punto de sutura o pueda recetarnos algún fármaco.
Inflamación
Es muy normal que la zona que ha sido manipulada esté hinchada después de la extracción dental. Para rebajar la inflamación podemos aplicar frío. Bastará una bolsa de hielo o algún producto congelado teniendo la precaución de envolverlo en un trapo antes.
Si también notamos un poco de dolor podríamos tomar algún analgésico, siguiendo siempre las indicaciones del dentista.
Cuando el dolor es intenso es mejor avisar a nuestro odontólogo cuanto antes porque podría tratarse de una infección que es fácil de tratar si te coge a tiempo.
Trismus dental
Cuando la intervención es larga y obliga al paciente a mantener la boca abierta mucho tiempo, este puede notar después dificultades para mover la mandíbula. Generalmente este efecto desaparece solo pero si no remite lo mejor es consultar con el dentista, quien podría recomendar unos ejercicios o algún relajante.
Alveolitis
Una afección muy común en fumadores es la alveolitis seca. Aparece cuando tras una extracción se forma un coágulo y después este desaparece. Puede ir acompañada de dolor de oídos y desaparece sola, pero para hacerlo más llevadero el dentista puede aplicar un apósito con anestesia para eliminar el dolor.
Osteomielitis
Es una infección y como tal se trata con antibióticos. Concretamente, la osteomielitis es una infección ósea que suele afectar a la mandíbula. Causa inflamación, sensibilidad en la zona y puede provocar fiebre.
En Valdivia y Armijo, tu clínica dental en Málaga, cuidamos la experiencia de nuestros pacientes en la consulta y nos preocupa evitarles cualquier malestar derivado de una intervención. No descuides tu salud bucal por el temor a ponerte en manos de dentista.