Hay un dicho que reza que tan malo es hacer las cosas en exceso como en defecto, y con la higiene de la salud bucal esto se puede aplicar a la perfección. Y es que existe un trastorno, conocido como halitofobia, que obsesiona a la gente hasta el punto de tener que lavarse los dientes hasta diez veces al día.
¿Qué es la halitofobia?
La halitofobia es un miedo que sufren muchas personas respecto al olor de su propio aliento. Esto es algo que se suele sufrir en silencio ya que el que lo padece sabe que poca gente compartirá su punto de vista. Parece algo baladí, pero puede provocar que quienes la padecen no puedan estar cerca de otras personas por miedo al olor de su aliento, el cual intentan disimular con remedios como el mascar chicle o emplear enjuagues bucales.
Quiénes padecen halitofobia malinterpretan el comportamiento y los comentarios de otras personas pues su susceptibilidad les hace pensar que están sugiriendo que su boca desprende un hedor insoportable. También pueden creer que si alguien se aleja de ellos en algún medio de transporte público lo hace por esa razón.
Algunas personas que sufren este trastorno acuden al dentista, e incluso a otros especialistas de garganta, del sistema respiratorio o del estómago, para que ellos detecten el problema de halitosis, aunque no sea real. Y la única solución es que se sometan a una terapia, en la que un profesional trabaje su parte cognitiva conductual sobre qué sienten, qué hacen y cómo interactúan.
¿Cómo afecta a los dientes?
Para empezar, no es recomendable cepillarse más de tres veces al día los dientes ya que puede ocasionar desgaste de las piezas. Además, en casos extremos de limpieza bucal, los tejidos de la encía pueden resultar dañados y ésta puede acabar por retroceder. A la larga, puede provocar una sensibilidad en los dientes y encías que sea molesta para cosas cotidianas como el comer y el beber.
En relación los enjuagues bucales conviene destacar que su uso excesivo también es perjudicial y que los efectos variarán según la composición. Los que contienen altos niveles de alcohol pueden provocar irritación. Los que poseen bicarbonato sódico pueden desgastar los dientes si se tiene mucho tiempo en la boca; y los que tienen clorhexidina pueden causar manchas en los dientes y lengua, e incluso hongos o problemas en la mucosa oral.
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