Cualquiera de nuestras piezas dentales está formada por el esmalte, la dentina y la pulpa, y esta última contiene los vasos sanguíneos y los nervios. Cuando se mata un nervio, esto puede provocar que la sangre deje de fluir y, por tanto, la muerte del diente. Esto es algo que puede suceder, por ejemplo, como consecuencia de un golpe o una caída en la que nos hagamos daño en el diente, o por un fuerte problema de caries.
Cambio de color
La muerte del diente viene definida por dos factores, y el más evidente es el cambio de color, pues se torna más oscuro, en tonos que puede ir del amarillo al negro, pasando por el gris, y esto se debe a que los glóbulos rojos están muriendo. Cuanto más tiempo pase, más oscuro será su tonalidad.
Aparición de dolores
No siempre ocurre, pero la muerte del diente también pueden aparecer dolores de niveles variables. Estos se acrecentarán si, por ejemplo, aparece una infección, y las molestias que no tiene nada que ver con que el nervio esté muerto, ya que aparece alrededor de la membrana periodontal, es decir, de las terminaciones nerviosas de alrededor de la pieza, las cuales son muy sensibles.
Igualmente es necesario apuntar que los restos de nervios muertos, así como una posible pus o aparición de bacterias se acumularán dentro del diente y pueden causar presión sobre la citada membrana, y esto se traducirá en dolores.
¿Qué tratamiento necesita un diente muerto?
Dado que en el diente ya no hay flujo sanguíneo la pieza se puede caer por sí misma. Pero es mejor esperar que esto no suceda para evitar males mayores (como una infección que afecte a la mandíbula), y acudir al dentista para que haga un tratamiento adecuado.
Tras realizar una radiografía, lo más habitual es practicar una endodoncia para parar le necrosis aunque también se puede extraer el diente o colocar sobre la pieza una corona.
Cómo prevenir la muerte del diente
La buena higiene bucal, la que todos conocemos, es la mejor solución para evitar este problema. Según la Oral Health Foundation, es necesario:
- Un buen cepillado dental con pasta dental fluorada antes de irse a la cama, y otra vez durante el día.
- Usar hilo dental o cepillo interdental una vez al día.
- Evitar los alimentos y bebidas con mucho contenido en azúcar.
- Acudir al dentista con regularidad.
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